Los perfiles funcionales de aluminio desempeñan un papel decisivo en la construcción de vehículos modernos, sobre todo en el contexto de la construcción ligera y la eficiencia energética. Estos perfiles se fabrican a partir de aleaciones de aluminio, que se seleccionan por sus propiedades específicas, como el bajo peso, la alta resistencia y la resistencia a la corrosión. El uso del aluminio en la construcción de vehículos no sólo responde al deseo de reducir el peso de los vehículos, disminuyendo así el consumo de combustible y las emisiones de CO2, sino que también ofrece ventajas en términos de seguridad y rendimiento.
Una de las principales características de los perfiles de aluminio en la construcción de vehículos es su versatilidad. Pueden utilizarse en diversas áreas, como estructuras de bastidor, paneles de carrocería, sistemas de techo, parachoques y componentes de sistemas de chasis. Mediante técnicas de fabricación avanzadas, como la extrusión, el curvado y la unión, estos perfiles pueden moldearse en formas y estructuras complejas diseñadas específicamente para las respectivas aplicaciones en la construcción de vehículos.
Otro aspecto importante es la sostenibilidad. El aluminio puede reciclarse casi indefinidamente sin pérdida de calidad, lo que lo convierte en un material respetuoso con el medio ambiente. Esto contribuye a reducir la huella ecológica de la industria automovilística. La reciclabilidad del aluminio también es beneficiosa desde el punto de vista económico, ya que reduce el coste de las materias primas al tiempo que minimiza el impacto medioambiental.
En términos de seguridad, los perfiles de aluminio ofrecen una elevada absorción de energía en caso de colisión, lo que contribuye a la protección de los ocupantes. Esta propiedad es especialmente importante en la construcción de bastidores y piezas de carrocería de vehículos. A pesar de su bajo peso, ofrecen una gran rigidez y resistencia, lo que contribuye a la integridad estructural general del vehículo.
El reto de utilizar aluminio reside en el desarrollo de procesos de unión adecuados, ya que el aluminio tiene propiedades físicas y químicas diferentes a las del acero. Para garantizar una conexión duradera y fiable entre los componentes de aluminio se utilizan técnicas innovadoras como la unión, la soldadura o procesos mecánicos como el remachado.